LA ADOLESCENCIA NO VIENE CON MANUAL.. PERO AQUÍ HAY UNA BRÚJULA.

Tu hijo/a no es un caso perdido, un enigma imposible ni un rebelde sin causa. Es un adolescente. Y sí, eso significa que su mente es un torbellino de emociones, dudas y frustraciones que ni siquiera entiende del todo. Pero aquí está la buena noticia: no tiene que hacerlo solo/a (y tú tampoco).
La adolescencia es un viaje sin mapas, lleno de altibajos, inseguridades y emociones intensas. Aquí, la terapia es la brújula que ayuda a encontrar el camino.

¿Cómo ayuda la terapia?

  • Traduce lo que sienten pero no saben decir.
  • Les enseña a gestionar emociones sin explotar (o encerrarse).
  • Les da herramientas para manejar ansiedad, estrés y autoestima.
  • Mejora la comunicación con la familia.
  • Les acompaña a entenderse, sin juicios ni discursos vacíos.

Si notas que tu hijo o hija se aísla, cambia radicalmente de humor, parece que está al límite o simplemente «algo no anda bien», es momento de actuar.

Primer paso: hablarlo

No hay compromiso, solo una primera conversación para entender qué está pasando y cómo ayudar.
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María Luisa García Lemus - Doctoralia.es
¿Quien soy?

Ser adolescente es como vivir en un videojuego en modo difícil… sin tutorial. Y ser padre de un adolescente tampoco es precisamente un paseo.

Soy María Luisa, psicóloga general sanitaria y fundadora de Centro Diálogo. Junto a mi equipo, trabajamos con adolescentes porque nos encanta su energía, su complejidad y sus ganas de desafiarlo todo. Sabemos que muchas veces parecen inalcanzables, pero la clave está en conectar con ellos. Y ahí es donde entramos nosotros.

Aquí no juzgamos ni imponemos. Escuchamos, entendemos y guiamos para que encuentren su propio camino. Porque sí, la solución ya está dentro de ellos. Solo hay que ayudarles a verla.

¿Tu hijo/a necesita ayuda psicológica? Resolvemos tus dudas.

Sabemos que tomar la decisión de llevar a tu hijo/a al psicólogo no es fácil. Surgen dudas, inquietudes y hasta cierto miedo a lo desconocido. Aquí respondemos las preguntas más comunes para que tomes la mejor decisión con información clara y real.

Si notas cambios en su comportamiento, está más irritable o retraído, ha bajado su rendimiento escolar, tiene problemas de ansiedad, tristeza persistente, dificultades sociales o conflictos en casa… puede ser el momento de buscar ayuda profesional. Si algo dentro de ti te dice que algo no está bien, escúchalo.

Por supuesto, la adolescencia es una etapa de cambios y emociones intensas. Pero cuando el malestar es constante, afecta su día a día o no sabe cómo gestionarlo, es importante intervenir. No se trata de hacer un drama de cada problema, pero tampoco de ignorarlos hasta que se vuelvan más grandes.

Es normal que al principio haya resistencia. La clave no es obligarle, sino ayudarle a entender que la terapia no es un castigo, sino un espacio seguro para él/ella. Explícale que no tiene que contar nada que no quiera y que su bienestar es lo más importante. Nosotros sabemos cómo generar confianza desde el primer momento.

Tal vez sí, o tal vez no. Esperar a ver qué pasa no suele ser la mejor estrategia. Si hay un problema real, abordarlo cuanto antes evita que se convierta en algo más complicado. Y si no lo hay, mejor salir de dudas y quedarse tranquilos.

En las sesiones trabajamos con él/ella desde un enfoque cercano y adaptado a su edad. Nada de discursos aburridos ni charlas forzadas. Escuchamos, entendemos su mundo y le damos herramientas reales para afrontar lo que le preocupa. Además, si es necesario, también trabajamos con la familia para mejorar la comunicación y el apoyo en casa.

La confianza es clave para que funcione. Lo que se habla en sesión es confidencial, pero siempre te mantendremos informado/a de lo importante y de cómo puedes ayudar desde casa. La idea no es excluir a los padres, sino hacer equipo para el bienestar del adolescente.

No hay una respuesta exacta. Cada persona y cada proceso son distintos. Algunas situaciones requieren pocas sesiones, otras necesitan más tiempo. Lo importante es avanzar a su ritmo, sin prisas pero sin pausas.

El éxito de la terapia depende de varios factores: la implicación del adolescente, la conexión con el terapeuta y el apoyo en casa. Lo importante es probar y dar el primer paso. Si algo no está funcionando, lo ajustamos. No hay fórmulas mágicas, pero sí estrategias que funcionan.

El primer paso es contactarnos. Hablaremos contigo, valoraremos la situación y te explicaremos cómo podemos ayudar. Sin presiones, sin compromisos, pero con la seguridad de que no tienes que afrontar esto solo/a.

Estas reseñas  están extraídas de mi perfil de DoctoraliaGoogle my Bussines. Si quieres leer más opiniones y comprobar si lo que hacemos encaja contigo, puedes ver todas las valoraciones directamente en esas plataformas.

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